No pensé que llegaría este momento. Esta mañana sonó mi teléfono, era una llamada de Lluís García –director de elBullifoundation– en la que me pedía realizar un escrito sobre cuál ha sido mi experiencia personal en la primera convocatoria de elBulli1846. Al descolgar la llamada, vuelvo al libro que estaba leyendo llamado “La utilidad de lo inútil” y leo:

Habría que multiplicar las casas de estudio para niños, las salas de lectura para los hombres, todos los establecimientos, todos los refugios donde se medita, donde se instruye, donde uno se hace mejor; en una palabra, habría que hacer que penetre por todos lados la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden.

Creo que no hay mejor frase para este escrito que éstas palabras de Victor Hugo –uno de los más importantes en la lengua francesa– de 1848. Ferran y su equipo han conseguido crear esa casa de estudio que tanto reclama Victor Hugo. Un lugar que está lleno de buenas intenciones. Un lugar que revolucionó la cocina y que ahora reivindica la importancia del estudio. Del comprender las cosas, del trabajar y del pensar con un mismo hilo conductor, el esfuerzo y la constancia en el trabajo. Un lugar con un espacio inmejorable en el que a veces he sentido frustraciones y fracasos pero en el que he aprendido de todos, he disfrutado y sobre todo, que influirá mis próximas decisiones. Ojalá existieran más casas de estudio con tan buen propósito como ésta.

Gracias, Cala Montjoi.
Gracias, elBulli.