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VÍCTOR CALEYA

“Me llevo mucho conocimiento y experiencia.”

Antes de la convocatoria de elBulli1846 era una de las pocas personas en España que no conocía en demasía a Ferran Adrià, ni tampoco a aquel célebre restaurante que llamaban elBulli.  Por casualidades de la vida, decidí aplicar a la convocatoria de elBulli1846 y tuve la oportunidad de poder participar en el proyecto de elBullifoundation. Fue entonces cuando empecé a tirar del hilo sobre qué es aquello que hacían una vez cerrado el restaurante y… me encontré con toda una Galaxia.

Durante mi estancia en Montjoi ha habido una serie de preguntas que ha rondado mi cabeza día y noche: ¿Qué es y para qué sirve la filosofía? ¿Qué puedo aportar como filósofo? Y, con el fin de contestarme, he acabado por convertirme en un filósofo.

Estas son preguntas que rara vez tienen lugar en el entorno laboral, obcecado éste en lograr resultados inmediatos. Pero elBulli1846 es diferente. elBulli ha confiado en la filosofía, ha invertido en mí, y me ha dado la libertad de creación y reflexión para desarrollar tres proyectos personales: el Sapiens del conocimiento, la filosofía en la empresa y la filosofía de la innovación. Y, por si fuera poco, Ferran Adrià ha ido revisando y guiando mi trabajo diario.

Nunca pensé que fuésemos a trabajar día a día con Ferran, creía que sería una persona que se pasaría de vez en cuando para saber cómo íbamos pero que prácticamente no le conoceríamos. Y, sin embargo, ha estado siempre ahí, tanto fuera como dentro del trabajo: nos ha invitado a cenar -juntos y por separado- y ha estado hincando codos a nuestro lado. Gracias a esta cercanía me llevo un aprendizaje de cómo es Ferran y cómo trabaja un número 1. Ahora bien, todo buen caballero necesita unos buenos escuderos y, por ello, no puedo olvidarme de todo lo que me llevo aprendido del resto de bullinianos. Cada uno por separado, desde su disciplina, edad y trayectoria me ha abierto su mundo y me he enriquecido con la diferencia; y en los trabajos transversales y generales, me llevo mucho conocimiento y experiencia, en especial sobre innovación, filosofía y empresa.

Tras la convocatoria llegan las despedidas y, aunque duelan, son necesarias. Me despido así de aquel joven ingenuo que no quería ni plantearse el montar una empresa, aquel que llegó a Montjoi pensando que elBulli tan solo sería un paso más en su largo camino de académico. Todavía llevo el nombre y el apellido de aquel joven, pero la identidad de las personas, como la entidad de las cosas, no solo dependen de su forma, sino de su contenido, causa y finalidad. Y sé que tras mi experiencia en la convocatoria de elBulli1846, estoy hecho de otra pasta, me mueven y conmueven otras preocupaciones, y persigo unos fines más elevados.