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CAPÍTULO 8

Plagas y enfermedades de la vid

La vid recibe, a lo largo de toda su vida, una gran presión por parte de plagas y enfermedades que, si no se controlan, causan daños en la uva y disminuyen el rendimiento. Las afecciones, en el caso de ser muy graves, destruyen el viñedo, lo devastan. Así sucede, por ejemplo, con la filoxera, un pequeño insecto que entre los siglos xix y xx arrasó, casi por completo, los viñedos del Viejo Mundo.

De hecho, una vid, por su capacidad de generar azúcares y desarrollarse vegetativamente, es un medio ideal para acoger o alimentar a un amplísimo número de microorganismos y animales que encuentran en ella un recurso para su subsistencia: desde virus, bacterias, ácaros, nematodos y polillas hasta malas hierbas, pájaros, conejos y jabalíes se convierten en huéspedes indeseados.

Viéndolo con perspectiva: un jabalí es 100.000 veces más largo y 760.000.000.000.000.000.000.000 veces más pesado que un virus, pero ambos son igual de peligrosos.

Los viticultores, con ayuda de los plaguicidas y las prácticas vitícolas, combaten estos agresores y patógenos adoptando diferentes estrategias: convencionales, integradas, ecológicas… ¿En qué se diferencian?